Por: Inés Ussia de Bescós
Máster en Psicología Clínica
Psicóloga General Sanitaria
Cuándo un niño hace algo mal tendemos a castigarle para que no vuelva a repetirlo. Y el castigo es necesario y eficaz bien aplicado y en algunas situaciones. Pero hay estrategias aún más eficaces y positivas para la modificación de comportamiento de nuestros hijos.
Lo primero y esencial es definir bien cuál es la conducta que queremos que cambie. Frases genéricas del tipo “quiero que deje de ser desordenado” son difíciles de comprender por el niño. Así que demos mensajes concretos y específicos, y a poder ser en lenguaje positivo y el niño sabrá mejor que es lo que le estamos pidiendo. En lugar de “quiero que dejes de ser desordenado” decirle “quiero que hagas la cama al despertarte, y que guardes la ropa en el armario al quitártela”.
Para que el comportamiento de un niño cambie también debemos tener en cuenta para qué y por qué lo hace. Normalmente aunque creamos que solo está consiguiendo algo negativo (un castigo o una regañina), la realidad es que si lo hacen es porque a corto plazo consiguen algo positivo, aunque sólo sea nuestra atención.
Muchas de las conductas o comportamientos de nuestros hijos desaparecen en el momento que dejamos de prestarles atención ante las mismas. Lo que los psicólogos llamamos “extinción” de una conducta. Esta técnica puede ser muy útil.
Una vez bien definida la conducta que queremos cambiar, probemos inicialmente con premiar o reforzar dicha conducta cada vez que se haga, de la manera más inmediata. Así aprenderá que hacer bien las cosas tiene consecuencias positivas. Esto suele ser igual o más eficaz que poner consecuencia negativa cuando la conducta no se hace, y así evitamos la negatividad y/o el miedo que produce el castigo.
Premiar tras una conducta bien hecha no significa que tenga que ser siempre o necesariamente con algo material. A veces el mayor refuerzo son unas palabras de felicitación o mostrar atención a la persona.
En terapia con niños, el psicólogo trabaja con los padres en dotar de buenas estrategias para aplicar bien las consecuencias para lograr cambios en conducta de los niños.